DECLARACION DEL CONSEJO DE PASTORES DE LA CABA SOBRE LA I.L.E.(Interrupción Legal del Embarazo)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 17 de julio de 2020

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires acaba de aprobar el “Protocolo para la
Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupcion Legal del Embarazo”. Más allá
de la declamada intención de garantizar el derecho a la interrupción legal del embarazo
facilitando los medios y recursos para tal fin dentro del marco de la ley, lo que en realidad se
aprobó es el ejercicio libre y gratuito del aborto. Este Protocolo, fruto del primer acto de
gobierno del Ministro de Salud de la Nación, Ginés Gonzáles García, ha logrado establecer el
aborto libre y gratuito sin esperar la tan discutida ley que se halla en tratamiento en el
Congreso. Esa fue y ha sido la intención. No deja de sorprendernos la falta de rigor cientifico,
mencionando que en Argentina hay entre 370 y 522 mil interrupciones de embarazo por año,
es decir un margen de error de 152.000 abortos. De igual manera interpreta falazmente el
conocido como fallo F.A.L. de la Corte Suprema, haciéndole decir lo que el fallo no dice. Para
impresionar a los incautos afirma que la principal causa de muerte materna está entre los
embarazos terminados en aborto y para esto da los números del año 2017 diciendo que
“murieron en nuestro país 30 mujeres a causa de embarazos terminados en aborto”. Es decir,
según lo expresado en el Protocolo, de 522 mil abortos al año, mueren 30 mujeres, y considera
esto un gravísimo problema de salud pública.
No negamos el drama de quienes enfrentan un embarazo no buscado y, peor aun,
cuando este es fruto de una violación. No desconocemos el derecho que tiene la mujer sobre
su propio cuerpo y las veces que injustamente se le niega. Tampoco ignoramos que son las
más pobres quienes atraviesan este dolor en absoluta fragilidad. Pero nos aflige que se use
tanto dolor no para ayudar a las más débiles, sino para justificar una cultura del descarte. Nos
deja perplejos cómo el Protocolo no hace mención del ser humano en gestación, ignorando
todos sus derechos amparados por nuestra legislación. Ante la idea de que una mujer lleva en
su seno meramente un manojo de células de las que se puede desprender cuando quiera y
cómo quiera preferimos afirmar el valor de la vida.
También nos preocupa la invisibilización del violador, relanzando a la victima al círculo
perverso del abuso. Lamentamos que lo que debería ser un protocolo para la interrupción legal
del embarazo, sea de hecho un protocolo para el aborto libre y gratuito, es decir, para un
método anticonceptivo que termina eliminando al más débil.
La protección de la vida y estar del lado del que sufre no es una cuestion de fe o
dogmas, sino de defensa de la dignidad humana en toda su dimención.
Quienes tenemos una visión trascendente de la vida nos identificamos con las palabras del
salmista:

Dios mío,
tú fuiste quien me formó
en el vientre de mi madre.
Tú fuiste quien formó
cada parte de mi cuerpo.
Soy una creación maravillosa,
y por eso te doy gracias. (Salmo 139)

Por el Consejo de Pastores: Jorge Himitan, Norberto Saracco, Carlos Mraida, Omar Cabrera
Jr., Juan Manuel Montané, Roberto Vilaseca



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